Bernardo de Monteagudo y el primer ensayo político americano
Abstract
El estudio del ensayo, desde sus orígenes mismos en la pluma de Michel de Montaigne, nos permite conjeturar la existencia de una relación fuerte y una no menos fuerte necesidad de deslinde entre discurso jurídico y discurso literario. Y no nos referimos sólo a la natural relación que pudo tener la obra de Montaigne con dicho discurso en su carácter de juez y erudito conocedor de la retórica y del sistema de autoridades de su época –sistema con el que por supuesto rompió–, sino también en cuanto a que en las honduras mismas del ensayo Montaigne se dedica permanentemente a preguntarse por cuestiones jurídicas de la mayor importancia: sin ir más lejos, baste con recordar, para el caso de América Latina y el Caribe, lo que significaron sus ensayos sobre los caníbales o sobre los coches. Otro tanto podría decirse del más grande antecedente del ensayo latinoamericano y caribeño, la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, donde el padre Las Casas somete a juicio su propia cultura y toma distancia crítica respecto de ella ante la evidencia de la masacre y la explotación indígenas. Mucho antes de Voltaire, y muy cercano en el tiempo a Montaigne, Bartolomé de Las Casas se atreve a poner en duda e impugnar los valores reconocidos por algunos de los actores del poder colonial.