La no ciudad
Resumo
La ciudad es, ante todo, un espacio público, mezcla de poblaciones y actividades, sentimiento de posesión compartida de la ciudad en sus calles y plazas. Solamente con edificios, sean para vivir o para trabajar, y con medios de transportes e infraestructuras, no es ciudad, es, en el mejor de los casos, una zona urbanizada. Un cuerpo sin alma, le falta la ciudadanía, es decir, la dimensión pública, la expresión de la vida colectiva. Los ciudadanos se expresan en el espacio público, son “conciudadanos”; se es ciudadano en su relación con los otros, iguales en derechos y deberes. La ciudad late a partir de su corazón, el centro, o sus centros en las grandes urbes. Es allí donde se concentran los flujos de las personas y de las ideas, las memorias colectivas y los puntos que transmiten sentido a la vivencia urbana. El centro irradia sobre la ciudad; de él emergen los ejes estructurantes que la ordenan. Los ciudadanos se posesionan de la ciudad y ocupan su centro, o sus centros. Entonces cuando todos, o una gran masa que los representa, se hacen presentes en las plazas y calles del centro principal de la ciudad, cuando manifiestan ser un poder social que planta cara al poder político-institucional y al poder económico, entonces devienen plenamente en ciudadanos. Y la ciudad es ciudad de ciudadanos, no una simple escenografía. Hace menos de un mes que estaba en Ciudad Juárez. En algún momento dije, sin afán de menospreciar ni a la ciudad ni a sus habitantes, que Ciudad Juárez se podía calificar de “no ciudad”. Ahora añadiría que esta negatividad tiene remedio pero no parece que las fuerzas locales o nacionales se lo planteen. No pretendo analizar el impacto de la violencia sobre la vida urbana, suficientemente conocida.