Todo nos concierne
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Fecha
2020Autor
Lilti, AntoineResumen
Después del atentado mortal contra los periodistas de Charlie Hebdo, en enero de 2015, en las paredes de París se podían observar retratos de Voltaire con la declaración “Soy Charlie”, el Tratado de la tolerancia estaba a la cabeza de las ventas y con frecuencia se citaba la famosa máxima del filósofo de Ferney, sin embargo, apócrifa: “No estoy de acuerdo con lo que dicen, pero lucharé para que puedan decirlo”. El combate parecía claro: la libertad de expresión contra el fanatismo religioso, la Ilustración contra lo Infame. En el entierro del caricaturista Tignous, la ministra Christiane Taubira evocaba “el país de Voltaire y de la irreverencia”. Después de la manifestación del 11 de enero, el diario Libération aclamaba “al país de Voltaire y de Cabu” y Le Figaro publicaba el editorial “Voltaire, grito tu nombre” [“Voltaire, je crie ton nom”]. En realidad, había muchas ambigüedades detrás de la afirmación de una filiación directa entre Voltaire y Charlie, pero la unanimidad era indiscutible: Voltaire era nuevamente nuestro contemporáneo. Sus combates eran los nuestros, nuestros combates eran los suyos. Las Luces brillaban con una actualidad ardiente.