La crisis de la experiencia en la era pos-subjetiva.
Resumen
“El desvanecimiento de la experiencia”, como lo denominó Theodor Adorno, “en última instancia se remonta al atemporal proceso tecnificado de la producción de bienes materiales”. En otro lugar agrega: “podría decirse que la experiencia es la unión de la tradición con un expreso anhelo de lo que es ajeno. Sin embargo, es la misma posibilidad de la experiencia la que está en peligro”. El lamento de Adorno sobre la amenazadora atrofia de la experiencia fue compartido por muchos intelectuales de su generación. Lo que su amigo Walter Benjamin definió como “la pobreza de la experiencia” pareció asolar a muchos pensadores que sufrieron los shocks traumáticos de la historia del convulsionado siglo XX. En el año 1978 el filósofo italiano Giorgio Agamben escribía: “La cuestión de la experiencia sólo puede ser abordada en la actualidad si se reconoce que ya no es accesible para nosotros. En la medida en que el hombre moderno ha sido privado de su biografía, también le fue expropiada su experiencia y de hecho, su incapacidad para tener experiencias y comunicarlas es acaso una de las pocas certezas que pueden afirmarse”.