Los problemas fundacionales y la densidad nacional
Abstract
Al nacer con la Revolución de Mayo, la nueva nación enfrentaba tres desafíos principales: ocupar e integrar el territorio, organizar su economía y establecer los vínculos con el resto del mundo. Desde entonces y hasta la actualidad, dentro de las circunstancias de cada época, la resolución de esos tres desafíos y la formación de una economía avanzada dependió de la fortaleza de la densidad nacional. Vale decir, la cohesión social, la calidad de los liderazgos, la solidez de las instituciones y un pensamiento crítico capaz de observar la realidad desde las propias perspectivas.
En los dos siglos transcurridos desde la Revolución de Mayo, Argentina no ha logrado resolver plenamente sus tres problemas fundacionales por la debilidad de su densidad nacional. Como el desarrollo es siempre un proceso de construcción en un espacio nacional abierto al mundo, en una relación simétrica no subordinada con la globalización, es necesario el ejercicio efectivo de la soberanía para permitir la necesaria libertad de maniobra de las políticas públicas y el despliegue de las iniciativas privadas. Un rasgo notable de la experiencia argentina es la repetida interrupción en la evolución de todos los componentes de la densidad nacional. Esto ocurrió con los golpes de Estado, el desempleo y empobrecimiento masivo, el péndulo entre las ideas neoliberales y las nacionales y la alternancia de liderazgos asociados a los intereses trasnacionales y los de inspiración nacional. En definitiva, las causas de la insuficiencia de las respuestas a los desafíos fundacionales descansan en la debilidad de la densidad nacional y el juego pendular entre los proyectos de país.