24 de marzo
Abstract
Hoy las imágenes excedieron la pantalla.
Sitiada por un dolor sin tiempo ni espacio, recordé el silencio informático del
televisor que en blanco y negro soslayaba el ténebre relato.
No recuerdo si hubieron lluvias esa madrugada estanca en que la gente comenzó a
morir.
La muerte urdió una tiniebla descarnada en el diluvio de nombres que apagaron
su suerte al borde de una zanja, a la vera de caminos estrechos, en un olvidado y
umbrío pastizal.
Muchos a los que la muerte no llevó los diezmaba la sala de torturas, bajo una
interrogación sin alma, bajo una cultura cívica de dolor batiente, bajo una
violencia de uniformes que siempre acalla.
La rancia convivencia, en el sordo sonido de una barraca atestada, estableció el
primer círculo del infierno, en el oscuro calvario de esa noche larga.