Tzvetan Todorov (1939-2017)
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Fecha
2017Autor
Freijomil, Andrés G.Resumen
Tal vez no haya concepto más adecuado para ingresar al universo del intelectual búlgaro Tzvetan Todorov que la intraducible expresión francesa dépaysement, es decir, aquel cambio voluntario de país, de costumbres y lenguaje que torna la promesa de alteridad especialmente imprevisible y cuyo sentido del desarraigo se vuelve un no-lugar desconcertante que apenas se aproxima a otros términos
como émigration, déplacement o exile. Así lo atesta su extensa trayectoria en esa suerte de cuaderno de bitácora que publicó en 1996, L’Homme dépaysé (traducido al castellano como El hombre desplazado) y no solo por haber convertido desde 1963 un fortuito viaje de estudios a Francia en la ocasión inopinada para residir allí definitivamente, sino por el rizomático movimiento de sus intereses y por la diversidad de saberes que ha franqueado a lo largo de una cincuentena de obras y numerosos artículos dispersos. Quien hasta fines de los años 1970 llegó a ser uno de los actores centrales del estructuralismo y el agudo defensor de una teoría científica de la literatura, sobrevino, tras una drástica relectura de su pasado, historiador del pensamiento y crítico cultural, artífice de una serie de obras de corte ensayístico traducidas a casi todos los idiomas y compuestas por múltiples objetos sociales y políticos no exentos de erudición, alta divulgación y un ejercicio autobiográfico recurrente. La visibilidad de esta última faceta es la que, de algún modo, terminó arrebatando casi íntegramente su derrotero, expandiendo aun más su fama internacional mientras se identificaba con un “humanismo agnóstico”.