Jineth Ardila Ariza, Vanguardia y antivanguardia en la crítica y en las publicaciones culturales colombianas de los años veinte, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2013, 298 páginas.
Resumo
Es un hecho: la literatura colombiana brilla por su ausencia, o por su polémica aparición, en los estudios y las antologías clásicas dedicadas a las vanguardias en América Latina. Nelson Osorio (1988) señala que Los Nuevos (efímera y solitaria revista por la cual es conocida la generación colombiana del mismo nombre) “es representativa de las ideas renovadoras en un medio tan conservador como el colombiano de esos años”, “sin ser en estricto sentido una revista vanguardista”; HugoVerani (1990) afirma que en la literatura colombiana “no hubo actividad de verdadera vanguardia, solo figuras aisladas que acogen tendencias innovadoras y antirretóricas”; y Jorge Schwartz (1991), sencillamente, la pasa por alto.
“No es la intención de este texto demostrar si hubo vanguardia en Colombia, forzando lecturas, análisis o documentos, sino demostrar que sí hubo discusión crítica en torno a la vanguardia, así como intentos por ponerse al día frente a las exigencias estéticas del momento”