Ernesto Quesada o cómo mezclar sin mezclarse.
Abstract
Varios datos biográficos tornan a Ernesto Quesada en un caso peculiar dentro de la generación finisecular, y todos ellos coinciden con la construcción de una figura dotada de cierta peculiaridad respecto de su propio y natural círculo de referencia intelectal, político y social. Nacido en Buenos Aires en 1858, su itinerario formativo está íntimamente ligado a la carrera diplomática e intelectual de su padre, Vicente Gregorio Quesada, quien, luego de su experiencia como funcionario de la Confederación urquicista, pasará a desempeñar cargos en el servicio exterior nacional. Luego de cursar estudios en el Colegio San José, Ernesto Quesada viajará, siguiendo los itinerarios diplomáticos de su padre, a destinos que con intermitencias lo llevarán a Bolivia, el Brasil, los Estados Unidos, España, México, Alemania, Austria y Rusia. Después de estudiar en París, donde tiene como profesores a Renan y Fustel de Coulanges, retorna en los primeros años de la década del 80 y se gradúa de abogado, mientras participa de la Nueva Revista de Buenos Aires (18811885), dirigida por su padre. En 1883 se casa con la nieta del general Pacheco, militar rosista, a cuyo través tendrá acceso al
archivo familiar, que utilizará para su estudio sobre la época de Rosas. Políticamente afín al régimen surgido en el 80, se lo en cuentra junto a Groussac, Cárcano, Zeballos y otros adictos a Juárez Celman en el famoso “banquete de los incondicionales”. Retornado Roca a la presidencia, Ernesto Quesada prosigue exitosamente sus relaciones con el poder, mientras desarrolla una intensa actividad intelectual, hasta que –en lo que aquí interesa– a principios de siglo es designado profesor titular de la cátedra de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras porteña.