De la historia política a la historia intelectual : reactivaciones y renovaciones
Resumo
Basta observar la actual proliferación de la literatura histórica sobre ciudadanía, republicanismo, desarrollo del sufragio o surgimiento de una esfera pública en los países de América Latina para afirmar que la historia política ha vuelto. Sé que no hago ningún descubrimiento con esta aseveración, pues se trata de un hecho reconocido. La historia política, por cierto, no es una novedad en nuestros países. Sin embargo, estrictamente no se trata del simple retorno a una práctica historiográfica ya largamente transitada. Tampoco de la proyección de una escuela o de una corriente historiográfica determinada. Podría hablarse de una refundación de la historia política, pero sin la hegemonía de un modelo. Lo que puede observarse son más bien convergencias e intersecciones de preocupaciones que no proceden de una sola fuente de inspiración teórica. Ahora bien, el renacimiento de la historia política ha activado –o se ha aliado con la activación de– otros modos de interrogar el pasado, como la historia de las élites y la historia intelectual. En lo que sigue quiero darle un desarrollo más argumentado a estas pocas y simplificadoras afirmaciones.